La prisión de Alicante ordenó «dos turnos de ducha» para que otro trans no tuviera sexo con las internas
La prisión de Alicante Cumplimiento -conocida como cárcel de Fontcalent (Alicante)- decidió establecer precauciones tras conocer que una interna se había quedado embarazada de un preso trans. Además de este reo, otro preso había sido trasladado al módulo de mujeres tras autopercibirse como tal. Tras conocer el estado de gestación de la interna, el preso trans fue llevado de nuevo al módulo de hombres y, según aseguran fuentes penitenciarias, se ordenaron «dos turnos en las duchas» para evitar nuevos contactos sexuales. Del segundo interno trans no constan en cambio relaciones en la cárcel.
Según el relato confirmado por distintas fuentes, el reo que dejó embarazada a la interna–de origen búlgaro– llevaba varios años cumpliendo condena en el módulo de hombres de la prisión alicantina, fundamentalmente por delitos de robo con fuerza y secuestro. Durante su estancia en la cárcel, inició un proceso de transición de género. No lo hizo constar en el registro, pues en su ficha técnica continuó figurando como varón. Tampoco llevó a cabo tratamientos de hormonación ni se sometió a cirugías para adecuar sus genitales a su sexo sentido. Lo que sí reiteró fue su autopercepción como mujer y, de acuerdo con ello, se hizo llamar como tal. Eligió un nuevo nombre acorde a su identidad percibida -uno muy folclórico, prácticamente coincidente con el de una famosísima cantante española del momento- y desde entonces así se le conoció en la prisión. Llegado el momento, decidió solicitar el cambio de pabellón para poder convivir con las internas, y se le autorizó el traslado.
Sexo en las duchas
En el pabellón de mujeres, según constatan distintas fuentes penitenciarias, el preso trans -que había revelado su orientación sexual lesbiana- inició una relación con una de sus compañeras de módulo. Poco después, una de las internas informó a los responsables del centro que estaba embarazada. El preso fue traslado de nuevo al módulo de hombres y la dirección conoció que ambos habían mantenido encuentros sexuales en espacios comunes. «Se duchaban todos juntos: las mujeres biológicas con las transexuales y mantenían sexo en las duchas», aseguran fuentes penitenciarias a OKDIARIO. A raíz de aquello, se decidió establecer dos turnos de ducha para evitar un nuevo caso con otro trans que también estaba en el módulo.
Las fuentes consultadas aseguran que la mujer pensó en interrumpir su embarazo, pero finalmente siguió adelante con la gestación. En la actualidad el reo no se encuentra en la prisión de Fontcalent.
Este periódico se ha puesto en contacto con Instituciones Penitenciarias que han declinado realizar declaraciones al respecto porque se trata «de un asunto personal que afecta a un interno y, por tanto, ni confirman ni desmienten la información.
Ley Trans
La Ley Trans, impulsada por el Ministerio de Igualdad, entró en vigor el pasado mes de marzo, aunque su aplicación sigue pendiente en los centros penitenciarios. Hasta ahora, se supone que en la cárcel rige la instrucción 7/2006, que regula cuestiones como la asignación de módulos a personas transexuales, cacheos o cambio de nombre, para lo que se exige una «valoración médica y psicológica». El problema es que la Ley Trans suprime estos informes y considera suficiente la mera «autodeterminación» de género. Así, una persona puede modificar su sexo registral sin necesidad de aportar ningún informe, ni someterse a un tratamiento hormonal. Los trabajadores de Prisiones denuncian el «limbo jurídico» que existe tras la aprobación de la ley de Irene Montero. En el caso concreto del preso de Alicante, por ejemplo, fue trasladado al módulo de mujeres sin evaluación previa.
«Desde que se empezó a tramitar esta ley ya advertimos que había que tener en cuenta el hecho diferenciador de las prisiones. La Ley Penitenciaria es de las pocas, sino la única, que segrega por sexos y esto es algo que no ha tenido en cuenta la denominada Ley Trans», lamentan fuentes sindicales penitenciarias.
Por ello, consideran urgente que se adopten «unos protocolos y unas directrices que, por un lado, garanticen los derechos de las personas trans y, por otro, ofrezcan seguridad jurídica a los trabajadores penitenciarios».
«Prisiones es un entorno complicado, con personas privadas de libertad, y donde es imprescindible una correcta separación interior para garantizar el mejor tratamiento penitenciario», explica esta fuente. «Sin unos protocolos y mecanismos de actuación bien definidos, será mucho más difícil evitar el uso torticero de la ley, por lo que es preciso un estudio de las particularidades de las prisiones y de cómo adaptar la ley a ellas, pero urge ya. Trabajamos sin seguridad jurídica y pueden producirse situaciones indeseables. Debemos garantizar los derechos de internos y trabajadores y la seguridad de todos en prisiones», insiste.